Hay veces que me ahogo e inhalo sonrisas para volver a respirar y otras que aguanto el oxígeno y cierro los ojos, cuando noto la paz en mis pulmones.
Momentos en los que me siento parte del firmamento, aunque nunca llegue a tocarlo, ni a conocerlo.
Mientras, me tumbo en el camino y disfruto del paisaje, para descansar la mirada de tenerla fija en el horizonte.
Hay noches que no quiero dormir, pues dormido estoy indefenso, y temo soñar con el paraíso y despertar en el infierno.
Hay mañanas en las que ando descalzo con el suelo en llamas, y el fuego de mis pies me incendia las mejillas.
Hay días que me siento insignificante en comparación con el mundo, es entonces cuando me crezco y me vuelvo único.
Siempre quiero volar, pero temo perderme sin un mapa de las nubes, porque cambian constantemente de posición y forma.
En ocasiones puede que necesite gritar, pero no quiero que nadie me oiga. Es por eso por lo que me encantan la abstracción y las contradicciones.
A veces el infinito penetra en mi estómago y es entonces cuando por mucho que me arrope sigo sintiendo frío...
...y cuando realmente me siento vivo.
lunes, 24 de mayo de 2010
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