Dibujé las mareas con saliva, con el levante y el poniente de mi aliento. Mares de agua dulce cubrían mi cintura y me sumergía aguantando la respiración en las profundidades de tus océanos.
Montañas de fuego, desiertos de piel en llamas; miles de ríos de lava ardiendo acariciaron mis dedos; volcanes que entraban en erupción cuando mis labios recorrían tu vientre, brisas que teñían de rojo tus mejillas y se consumían en silencio tras un suspiro mudo.
Las constelaciones, las de tus lunares; el cielo, el de tu boca; el universo, en tu mirada.
Tu cuerpo era el mapa de un planeta que llenaste de vida con una simple sonrisa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario